La idea principal que se obtiene con esta lectura es sin duda, una crítica al conocimiento positivo, según el cual se reduce el conocimiento a datos cuantitativos. Para el autor, es de vital importancia que a este conocimiento positivo se le una una concepción del mundo que encauce este tipo de conocimiento, ya que sin ella, no se podría decir que el conocimiento tuviera un carácter completo sobre la realidad que se estudia. Es lógico que ambas aportaciones, tanto los datos científicos como otro tipo de datos nos influyen en nuestra perspectiva de concebir el mundo. Así pues, el positivismo es una forma bastante limitada, no es suficiente, aunque si nos ayuda a encauzar la idea de lo que es el mundo pero nada más.
Otra de las ideas que se pueden obtener de este texto es la de que el saber y el conocimiento no son lo mismo. Hay que separar estas dos variables, ya que según el saber de cada sociedad el conocimiento irá dirigido en un camino concreto y el conocimiento es solo una parte del saber ya que este está formado por más tipos de conocimiento, no solo el científico.
Cada cultura tiene su concepción del mundo, de entender la vida según sus prácticas o costumbres, por lo que para conocer una cultura debemos ir hasta un conocimiento un poco más objetivo o del tipo científico para reconocer cuales son las relaciones entre sus individuos.
La concepción del mundo está formada por una serie de valores y perspectivas previas implícitas en la cultura en la que vive el ser humano y de esta forma los individuos se forman su propia vida. Los principios y actuaciones que se generan desde una cultura hacen que las personas tengan una forma de actuar determinada en las diferentes situaciones que se les presentan y según esta forma de actuación se van homogeneizando las conductas dentro de una misma cultura, de forma que para convivir se llega a un consenso social. Por este motivo debemos recalcar que no es solo una cuestión ideológica, sino que también es de carácter práctico.Así podemos ver que la concepción del mundo que tiene cada uno es un dato que se va transformando y que el conocimiento ayuda a dibujar.
El mismo conocimiento concluye en una nueva concepción del mundo, como por ejemplo puede ser la tecnología, que está constantemente reconstruyendo nuestra concepción del mundo. Así los sistemas de valores tienen como función continuada la de incidir en esta concepción del mundo que tiene cada individuo.
Es cierto que a través del conocimiento científico podemos cambiar la concepción del mundo que tenemos, por ejemplo, España tiene una concepción del mundo con un fuerte arraigo de tipo religioso, a diferencia que Inglaterra cuyo carácter es de tipo relativista. Pero finalmente podemos apreciar que hay una relación de feedback y de progreso entre conocimiento científico y cultura o entre conocimiento y concepción del mundo.
Todos precisamos de una concepción del mundo inconscientemente que hemos adquirido, y todos la vamos transformando al mismo tiempo que nos vamos transformando nosotros mismo. Pero es importante saber en qué concepción del mundo estamos, ya que según esta, nos resultarán fáciles unas cosas y difíciles otras, dependiendo de la jerarquía existente de nuestro sistema, algo profundamente relacionado con el liderazgo, y con el género de dependencia al tipo de religión con el dogma. Volviendo al ejemplo de España, nuestro país está muy jerarquizado, y tiene una religión, la cristiana, arraigada fuertemente. Estos factores limitan y dificultan el debate sobre el saber y el conocimiento y su creación. Si somos conscientes de esta concepción del mundo podemos hacer diferentes cosas y construir algo en la sociedad en la que vivimos, ya que cada individuo forma parte de ese producto social.
Un aspecto práctico de todo esto, es que todas las sociedades necesitan un sistema de valores que puede ser más o menos ideológico, dogmático o práctico y esta graduación dependerá del grado de libertad que haya en la cultura que posee el cuerpo social que haya. A través de un sistema de valores se conoce lo que uno quiere conocer y lo que hay. Pero lo que cambia la sociedad realmente, es la modificación de las formas y las reglas del juego con las que se funciona. Hay tres fundamentales:
1. El respeto, un principio básico de la democracia;
2. La positividad, que es decisiva, ya que positivismo significa querer crecer para favorecer la crítica y seguir creciendo;
3. Y por último tener conciencia de los límites, porque el conocimiento y el saber son limitados, ya que cambian constantemente.
De esta forma cuando queremos crear conocimiento o deconstruirlo necesitamos ser conscientes de que cual es nuestra ideología y en que concepción del mundo vivimos, así , si somos conscientes, cuando las cosas empiezan a cambiar tendremos un planteamiento más real de la realidad en sí.
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