Si hoy en día hay una cosa que está clara es que la mayoría de los temas que conforman la actualidad económica están relacionados entre sí. Cualquier alteración en la economía de un país, no afecta sólo a éste, sino que suele tener repercusiones en otros.
Pero si hay un factor que podría ser considerado como el responsable de equilibrar y desequilibrar esta balanza económica mundial, ese es el petróleo. De hecho, yo me lo imagino como un gran estanque, en el que si lanzas una piedra, se forma una onda, que al expandirse va generando otras a su paso, cada vez haciéndose más grandes. Hoy en día, el hecho de que el precio del petróleo suba o baje, puede llegar a condicionar la situación socio-económica de todo un país.
Y es que la influencia del petróleo en la economía mundial es asombrosa, por lo que cada vez más, se recuerda la falta que hace la creación de alternativas más rentables y no contaminantes como fuentes de energía. Además, el hecho de que estas energías alternativas pudieran ser producidas por todos los países, ayudaría a eliminar el monopolio que hoy día existe sobre el suministro de petróleo.
Como decía antes, el petróleo influye de forma notable en la economía de los países, pues cada año la demanda de crudo aumenta, lo que permite ver la gran dependencia que la economía mundial tiene de esta fuente de energía. Cualquier variación en su precio, repercute sobre el resto del sector económico de un país. Pues este aumento, no sólo influye en su demanda, sino que la subida en el precio del petróleo suele verse reflejada en una subida de precios general, por lo que los bancos no hacen más que elevar las tasas de interés.
Cuando el precio del barril del petróleo se incrementa, sube el precio de la calefacción; los carburantes, lo cual, a su vez, hace que aumente el precio de los transportes públicos y privado, entre otras cosas; y hasta aumentan los costes de producción de las empresas.
También se nota la subida a la hora de llenar la cesta de la compra, sobre todo en todos los artículos envasados, y en el sector de la fruta y la verdura, pues el sector agrícola tiene que sacar de algún lado los millones de euros que se gasta en plástico para poder sacar adelante la producción. Y la industria textil no se queda atrás, pues todos los derivados del petróleo que se usan a la hora de confeccionar chaquetas, zapatos... y todas esas prendas de vestir, al salirle más caros, también han de vender sus productos a un precio mayor.
Como decía antes, este es el pez que se muerde la cola. El precio del petróleo sube y suben los impuestos y el precio de todo lo que solemos consumir a menudo. Ésto hace que, sobre todo en épocas de crisis como la que estamos viviendo ahora, el consumo y, por ende, la demanda de todos estos servicios disminuya. Algunas empresas (en especial, pequeñas y medianas) cuya fuente principal de ingresos reside en alguno de los sectores nombrados anteriormente (textil, agrario, de servicios...), al disminuir la demanda, se ven en la obligación de disminuir su oferta, lo que quiere decir, disminuir la producción. Al producirse menos, hay que compensar la pérdida económica de algún modo, y una de las primeras alternativas suelen ser los despidos. Por tanto, todo esto nos lleva a un descontento generalizado, que se manifiesta en una serie de protestas y manifestaciones, como las que hemos podido ver recientemente en Buenos Aires.
Parece que poco a poco nos vamos concienciando de la necesidad de buscar alternativas al petróleo, pues parece que cada vez más se está apostando por el uso y aprovechamiento de fuentes de energía renovables. Y aunque el proceso sea lento, confío en que algún día lleguemos a lograrlo.
Re-comienzo
Hace 14 años
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